La política es el arte de hacer el bien
a quien lo necesita, o mejor dicho, al prójimo
para que sepa más a un versículo de la Biblia.
La política es bella cuando no se enmascara de política
cuando nace como un retoño de siemprevivas
cuando no se maquilla para parecer más bella de lo que realmente es
cuando levanta puentes y derriba murallas.
Jun 06
La Política
Feb 26
Un promotor
Recuerdo que a la pregunta de qué no le puede faltar a un buen promotor respondí que son varias las cualidades de las que no pueden prescindir; la primera de ellas sensibilidad, la segunda sentido de la trascendencia de una labor encaminada a exaltar la espiritualidad, la tercera: conciencia de que se hace algo que beneficia más a otros que a uno mismo, pues visibiliza y propone nuevas figuras de prestigio apartadas de lo material. Otras cosas dije y me percaté de la convocatoria mesiánica que estaba haciendo, casi al estilo de un predicador religioso, razón por lo cual concluí que la nuestra es labor de “evangelización”, como lo es también la correspondiente renuncia a jugosas retribuciones que implica. Los salarios de cultura, se sabe, son casi risibles. La única probable compensación estaría con el reconocimiento de aquellos que se “salven” a través de un patrón iluminista, nunca estará caduco, aunque lo golpeen el pragmatismo y la ponderación de los consumos. En Vindicación de la oralidad |
Feb 22
En el homenaje a Ana Luz
Hoy en la Historia
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En #Guantánamo
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Por Elio Antonio

Ana Luz García Calzada, narradora y poeta. Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UH.
El martes 19, segundo día de celebraciones por la Semana de la Cultura (del 18F al 24F)1 en el municipio Guantánamo, pasadas las 06:00 pm se realizó en el salón principal de la Casa de Cultura Rubén López, un homenaje a la escritora guantanamera Ana Luz García, por sus 35 años en quehaceres literarios. Era el espacio de un conversatorio llamado Contrapunto, conducido por José Ramón Sánchez que habitualmente se desarrolla en la Biblioteca Ateneo de nuestra ciudad, el 3er martes de cada mes.
Como suele ocurrir en esta urbe con tantísimos espacios dedicados a las artes, la literatura, las ciencias o cualquier otro campo del conocimiento: el salón estaba casi vacío. Imagino que muchos pudieran pensar que es por motivos de poca promoción; pero a mi juicio, la falta de interés del guantanamero por crecerse espiritualmente, es un efecto de la crisis de valores que durante años hemos estando ahondando. En dos ocasiones se alzaron voces para con asombro, expresar —entre otras cosas— que aquella gran sala “se había llenado”.2 Espero algún día que los citadinos nos demos cuenta —o nos hagan notar—, que tenemos muchas actividades durante todo el año, que muy bien sirven para entretenernos sanamente; de las que podemos aprender algo sublime y no pocas veces, impresionar a quien invitemos a un paseo. Tengo la experiencia. Seguir leyendo